Para todos aquellos que buscan la verdad

‎"Es falsa la hisoria que nos ensenaron. Falsas las creencias economicas con las que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos presentaron y las disyuntivas politicas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran. Volver a la realidad es el imperativo inexcusable". Raul Escalabrini Ortiz

sábado, 26 de marzo de 2011

¿Están nuestras mentes interrelacionadas?

En 1981 el bioquímico inglés Rupert Sheldrake publicó la hipótesis de la Resonancia Mórfica que plantea que las mentes de los individuos de una misma especie están unidas a través de un campo no físico, llamado mórfico o morfogenético, de manera que el aprendizaje de un individuo afecta al campo y éste a su vez al resto de los individuos, aun sin tener contacto físico entre ellos. Lo que a priori pareciera una hipótesis muy arriesgada e incluso paranormal, ha sido secundada por científicos de la talla del físico David Bohm y reforzada durante décadas a través de muy diversos experimentos.

Rupert Sheldrake, nacido en 1942, no sólo se licenció en bioquímica, fue miembro de investigación de la Royal Society o director de estudios en bioquímica y biología celular en la Universidad de Cambridge, sino que también estudió filosofía en la Universidad de Harvard, disciplina que tiempo después los científicos ortodoxos le acusaron de introducir en la ciencia. Mediante la idea de los campos morfogenéticos, el Dr. Sheldrake no sólo plantea la existencia de vínculos que unen todas las mentes de los individuos de una especie, sino que viene a tratar de explicar por qué árboles, animales e incluso minerales o moléculas mantienen una forma y comportamientos característicos. Y llega a la conclusión de que estos campos morfológicos son como gigantescas memorias acumulativas o registros etéreos, idea que casualmente desarrollo mientras trabajaba en la India, cuyas tradiciones y textos sagrados hablan de los registros akásicos, una especie de memoria global que recoge todo lo que ocurre en la Tierra.

El hecho de que un patrón de comportamiento se repita genera un campo morfogenético, el cual tiene información, no energía. Es el hábito, la repetición, y no las leyes físico-químicas, lo que establece las reglas en la naturaleza. Cuantas más veces se repite un comportamiento, más rápido lo aprenden las generaciones siguientes. Por ejemplo, hace millones de años un bosque de coníferas aprendió que para sobrevivir al fuego tenía que aprovecharse de él y esparcir sus semillas en el terreno quemado, para así renovarse. Ese aprendizaje se extendió por todo el planeta a través de la resonancia mórfica y poco a poco todos los bosques adoptaron ese patrón de comportamiento. Es decir, para Sheldrake la hipótesis de Darwin de La Evolución de las Especies y su Teoría de la Evolución tendría sus puntos débiles.

La hipótesis de la Resonancia Mórfica y otras basadas igualmente en la observación y en experimentos científicos llevarían a Sheldrake a formular la Teoría de los Campos Mórficos y la Teoría de la Mente Extendida (la mente no es tan sólo la actividad del cerebro, sino que éste es el sustento físico a través del cual ésta se puede manifestar. No se encuentra confinada en el cerebro sino que se extiende hacia el mundo que le rodea). Estudios, hipótesis y teorías han llevado a la comunidad científica a dividirse entre ofendidos y entusiastas, repitiéndose lo que antaño ocurriera con hombres de ciencia como Galileo, Copérnico y Servet, o incluso con filósofos y maestros espirituales. Todos ellos fueron iconoclastas, pues rompieron con lo hasta entonces aceptado.

Algunos experimentos sencillos

Uno de los experimentos que Sheldrake realizó fue patrocinado por la revista New Scientist. Se enseñó a personas de todo el mundo rostros famosos escondidos en un dibujo abstracto para que los identificaran en un minuto, y se tomaron datos. Luego la BBC transmitió esta misma prueba por televisión a una audiencia de aproximadamente un millón de espectadores. Finalmente se realizó el mismo ejercicio en personas de lugares donde no se emite la BBC, enontrándose un 76% más de personas que hallaron los rostros antes del minuto. Esta última prueba fue mucho mejor que la primera.

Otro experimento consistía en pedirles a varias personas que memorizaran textos en japonés sin conocer el lenguaje. Uno era una canción infantil, el otro un poema moderno y el último era un texto sin sentido. Tal y como predice la Teoría de los Campos Morfogenéticos la canción infantil fue memorizada mucho más rápidamente, pues había sido recitada por millones de niños durante muchas generaciones.

Pero Sheldrake no fue el primero ni el único en realizar estos experimentos. Ya en 1920 el fisiólogo McDougall investigó en la Universidad de Harvard cómo generaciones sucesivas de ratas escapaban de un laberinto. Las ratas más inteligentes eran apareadas con las más inteligentes y las más torpes con las más torpes. Tras 22 generaciones se observó que incluso las más torpes salían del laberinto diez veces más rápido que las ratas de la camada original.

El experimento del mono número cien

En 1952, en la isla japonesa de Koshima, un grupo de científicos, encabezado por el Dr. Lyall Watson, comenzó a proveer a los monos de la zona, los Macaca Fuscata, una especie de boniatos denominados camotes. Estas raíces gustaban mucho a los monos, pero no la arena que quedaba pegada a su piel. Un día una hembra comenzó a lavar en el agua los camotes antes de comerlos y este hábito fue imitado por otros monos de su comunidad. En 1958 todos los monos jóvenes y algunos adultos lavaban los camotes antes de comerlos. Y entonces, al llegar el verano, los investigadores fueron testigos de que el cambio paulatino que habían observando durante seis años se generalizó casi simultáneamente en toda la isla cuando un sólo mono más (que le llamaron el mono número 100) aprendió el cambio. Pero lo más sorprendente fue que este avance social llegó también rápidamente a otras colonias donde se estaba realizando el experimento, a pesar de que nunca habían tenido contacto directo con los monos de la isla de Koshima y ni siquiera habían comenzado el cambio.

Este experimento refuerza la idea de que cuando un determinado número de seres (llamado masa crítica) logra desarrollar poco a poco una nueva conciencia, un cambio evolutivo, llega un momento que la mera contribución de un individuo más produce un punto de inflexión, una aceleración de la transmisión del cambio, que rápidamente es adoptado por toda los miembros del colectivo, por muy alejados que estos se encuentren. En palabras del Dr. Sheldrake “el campo mórfico se refuerza” lo suficiente como para que afecte rápidamente a toda la especie. De forma similar el Dr. Watson sostuvo en su época que “si un número suficientemente grande de entre nosotros cree que algo es cierto, esto se torna en verdad para todo el mundo”, afirmación que podría enlazar con la idea de que la humanidad se beneficia en su conjunto cuando hay personas que oran, meditan o simplemente tratan de llevar una vida consciente y en armonía. Cada vez son más los estudiosos del tema que creen que, al igual que ocurrió con los monos, la humanidad pronto adoptará globalmente los cambios realizados ya por miles de personas en todo el mundo, que han abandonado las conductas violentas, tanto físicas como mentales, hacia los demás seres, humanos o no. Esta creencia es avalada también por muchas tradiciones de la Tierra.

Los guardianes de la tradición

El verdadero espíritu científico nunca descarta un dato o una idea por descabellados que éstos puedan parecer. ¿Por qué menospreciar el legado de las tradiciones antiguas, que en gran parte se corroboran unas a otras.

Según los indios Cree de Norteamérica, “sólo cuando el último árbol sea talado, el último pez pescado y el último río envenenado, nos daremos cuenta de que no podemos comer el dinero”. “Llegará un día en que la codicia del hombre hará que los peces mueran, las aves caigan de los cielos, las aguas ennegrezcan y los árboles no puedan mantenerse en pie. Y la humanidad que conozco dejará de existir. Llegará un día en que la Tierra caiga enferma. Pero cuando no queden apenas esperanzas algunas personas despertarán de su letargo para forjar un mundo nuevo. Serán conocidas como los guerreros del arco iris”. Es por ello que Greenpeace denominó a su buque insignia, el Rainbow Warrior. Pero “guerreros del arco iris” ¿podría referirse a personas que en lugar de estar invadidas por pensamientos oscuros y negativos están comprometidos a pensar y difundir esperanza y pensamientos luminosos?

Los indios Hopi (Arizona) afirman que desde hace más de 10.000 años sus ancestros custodian unas tablas de piedra que dicen así: “Los humanos conocerán el molde del que están hechos y crearán nuevas criaturas, los animales antiguos serán regresados (¿clonación de mamuts que está bajo estudio desde hace años?). El tiempo se acelerará, la gente no tendrá tiempo para los demás. Habrá praderas de piedra llenas de gente vacía […]. Los que sean puros y estén en armonía con la madre verán el amanecer del nuevo mundo purificado, el quinto mundo. […] Cuando los 144.000 danzantes del sol despierten, el amanecer habrá llegado”. En línea con los estudios de Sheldrake o Watson, los Hopi y los Cree están convencidos que se alcanzará un grupo de personas, una masa crítica similar al experimento del Mono Número Cien, que despertará en conciencia y provocará un rápido cambio positivo global. Según ellos, dicho cambio será tanto más suave cuantas más personas vuelvan al Sendero del Corazón. Curiosamente, el apóstol Juan cita también 144.000 personas que han limpiado sus vestiduras (se han purificado) y que aparecerán justo antes de la llegada de mil años de paz.

Pero, ¿cuándo se alcanzará esa masa crítica? Últimamente se han difundido mucho las profecías de los antiguos Mayas, que sitúan en diciembre de 2012 el final de su calendario, afirmando que habrá un antes y un después de esa fecha. Las viejas estructuras caerán y la civilización dejará de estar basada en el miedo y el enfrentamiento para basarse en el amor y el respeto, lo cual concuerda con lo que pronostican las demás tradiciones, y con la idea del aprendizaje colectivo postulado por Sheldrake y Watson.

Las meditaciones colectivas

La teoría de los Campos Mórficos del Dr. Sheldrake podría explicar también otro experimento realizado en los EE.UU. En el verano de 1993, en Washington DC se pusieron a meditar simultáneamente cuatro mil personas de cien países diferentes; en base a 48 estudios realizados previamente a menor escala se esperaba reducir un 25% el índice de crímenes violentos en esa ciudad. Los estudios del departamento de policía arrojaron que efectivamente durante el experimento se había logrado la meta. Si esto es así, podemos imaginar el efecto que tiene la meditación y los ejercicios de visualización creativa que miles de personas realizan asiduamente en todas partes del mundo. Como dijo el maestro: La fe mueve montañas.

1 comentario:

  1. Hay un mensaje de la Confederación de Mundos Evolucionados donde mencionan un monton de cosas sobre la 4ta dimensión y esta relacionado con esta entrada. Si me dan sus emails se los envío.

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