Esta generación ya no quiere más separación, más discriminación, ni seguir con las estructuras obsoletas de las generaciones anteriores, que cumplieron un trabajo, pero que ya están caducas. Somos una generación libre, espontanea, sin miedos, y que no entiende por qué las cosas son como son en el presente. Nacimos en un mundo lleno de guerra, de fronteras, de credos, de razas, de visas, y no entendemos como llegó a ser así, y mucho menos entendemos por qué nosotros tenemos que estar sometidos a este sistema opresivo, castrante, que trata de uniformar y no de destacar las virtudes individuales. Sabemos que tenemos un potencial enorme, que creemos en la paz, la tolerancia, el respeto, el amor por la humanidad y toda la existencia. Si todos tuviéramos estos valores elementales, el mundo seria perfecto, la existencia entera emanaría amor, seríamos todos uno, aunque respetando nuestras diferencias.
Los protocolos centenarios para detener las guerras, los conflictos, y la separación, han fracasado, no se puede resolver con viejas maneras, nuevos desafíos. Debemos terminar con la separación, con las fronteras (geográficas y del pensamiento), con el choque de ideologías. Debemos tender hacia una sola ideología, la del amor y el respeto por el semejante, por el medio ambiente y por toda la existencia. Debemos promover los distintos modos de expresión, la música, el arte, la actuación, la poesía, debemos celebrar la autenticidad, lo distinto, lo original, porque es lo realmente puro. Las distintas formas de expresión, están actualmente limitadas, por estructuras antiguas, por intelectuales de copa y sofá. El arte no tiene límites, y eso es lo más hermoso, por lo tanto tiene que ser libre, libre de preconceptos, de cadenas oxidadas por los años, de libros antiguos que quieren catalogar con visiones ortodoxas a las nuevas expresiones que surgen por los tiempos modernos.
Y así como el arte, todo en la vida debe ser liberado de esa cárcel que los antiguos hicieron, y que no aceptaremos. Y no lo aceptamos, no por una mera rebeldía, sino porque sabemos, dentro de nosotros, que no esta bien. Las generaciones anteriores, por tanto ruido causado por bombas, ataques y gritos, no pudieron escucharse a si mismas, no pudieron escuchar ese llamado. Pero nosotros, sí podemos escucharlo, sí buscamos esa sabiduría que esta dentro de nosotros. La nueva generación esta compuesta por jóvenes y adultos que se reconocen como iguales, que se dan la mano y se desean bien sin conocerse, porque realmente están conectados con la existencia.
Respetamos las antiguas creencias, pero no somos esclavos de estas. Sabemos que tuvieron un objetivo en un momento histórico, pero hoy en día las consideramos como distintos métodos para llegar al mismo objetivo. Estamos en la época en la que las estructuras caen, lo esquematizado no representa a la realidad, vivimos múltiples realidades a la vez, y tenemos que entenderlas todas y promover la sana coexistencia entre estas. Debemos buscar un sistema más equitativo, incluyente, promotor de la cultura y de la educación, en el que cambien radicalmente los falsos valores con los que vivimos hoy en día. Debemos buscar un sistema en el que se busque la felicidad, la cooperación y la solidaridad, sin imposiciones de ningún tipo, y respetando todos los puntos de vista. No podemos buscar un pensamiento único, debemos buscar la diversidad del pensamiento, solo de esa manera podemos crecer como civilización. Tenemos que estar listos para abrir la mente a nuevos sistemas de organización que se adapten a los nuevos tiempos, no podemos entender lo moderno con el pensamiento clásico. La cárcel en la que vivimos existe solo porque nosotros lo hemos permitido, hemos sido cómplices, nos hemos transformado en nuestros propios verdugos. Es la hora del cambio, de la libertad verdadera, de la autenticidad, la originalidad, del respeto, la tolerancia, y sobre todo, la hora de aceptarnos y amarnos tal como somos, y no de tratar de ser como “deberíamos” ser.
Jesús Delgado Valery.
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